La leyenda del Acueducto de Querétaro

Cuenta la leyenda que el marqués construyó el Acueducto como muestra de amor a Sor Marcela, una de las monjas de la comitiva a la que acompañó en su viaje a Querétaro y de quien se había enamorado.


LA HISTORIA

La fundación del Convento de las Capuchinas fue aprobado el 18 de septiembre de 1717, por cédula real del Rey Felipe V de España. La necesidad de su construcción fue ratificada por la bula del Papa Clemente XI, el 10 de marzo de 1718.

En 1721, un grupo de monjas capuchinas que residían en el Convento de San Felipe de Jesús partió de la Ciudad de México con dirección a Querétaro, con la misión de fundar un templo y el Convento de las Capuchinas. Entre ellas se encontraba Sor Marcela de Estrada y Escobedo. Este hecho fortuito marcó el inicio de la leyenda de la construcción del Acueducto.

Sor Marcela era sobrina y protegida de la mujer más rica de la Nueva España: la marquesa María Paula Guerrero y Dávila, desposada con Juan Antonio de Urrutia y Arana, III marqués del Villar del Águila. Los marqueses, junto con el virrey, acompañaron a la comitiva de monjas capuchinas desde la hacienda la Goleta hasta Querétaro.

La leyenda se basa en los supuestos afectos entre Sor Marcela y el marqués Juan Antonio. Sor Marcela le pidió que, como muestra de su amor, contribuyera a la construcción del Acueducto para que llegara agua al convento de las madres capuchinas. También le pidió que construyera una casa para su tía (la esposa del marqués): la más bonita de la ciudad.

SABÍAS QUÉ…

La casona de la marquesa Paula Guerrero y Dávila es en la actualidad un hotel reconocido por su único estilo arquitectónico que lleva como nombre: La Casa de la Marquesa.

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